La educación artística para nuestra comunidad educativa tiene un valor en sí mismo. Implementar propuestas pedagógicas a partir de este enfoque es fundamental para optimizar el acompañamiento del desarrollo de infancias y adolescencias.
Dialogamos con Vladimir Bondiuk, artista y tallerista del colegio, para profundizar en los objetivos de estas iniciativas y reivindicar su valor.
¿Cómo la llevamos a la práctica?
El camino artístico que promovemos desde nuestro centro acompaña la formación de las infancias de manera continua y progresiva. De la mano de Vladimir ofrecemos dos talleres con propuestas específicas para las edades a las que van dirigidos: Taller de expresión corporal y Taller de artes escénicos y teatro.
Taller de expresión corporal: comienza en nivel inicial y transcurre hasta 3° año de primaria con espacios que promueven el movimiento libre y espontáneo, la expresión de la individualidad, la expresión de emociones y el acercamiento a su posterior reconocimiento e interpretación.
Taller de artes escénicas y teatro: continúa en los últimos años de primaria (4°,5° y 6°) e introduce nuevos escenarios donde aumenta el acercamiento al hecho artístico que, en este caso, tiene su cierre con una muestra teatral hacia finales del año.
¿Cuál es el rol del movimiento?
En edades tempranas uno de los objetivos principales que se plantea es propiciar el descubrimiento de las posibilidades de expresión y movimiento del cuerpo, tanto para un hecho artístico como para el desenvolvimiento en la vida diaria.
El movimiento representa un recurso fundamental para la comunicación, el compartir, el lograr un disfrute pleno y el encontrarse presente en la propia corporalidad.
Estos talleres conforman instancias propicias para habilitar y habitar el movimiento del cuerpo despojándose de prejuicios, introduciendo contenidos académicos específicos a través del movimiento corporal y de escenarios lúdicos que combinan acciones espontáneas con acciones dirigidas.
¿De qué forma complementa la oralidad?
Conforme avanza el desarrollo de los talleres se introduce también el recurso de la oralidad, con abordajes que trascienden al arte escénico y que contribuyen al desenvolvimiento en actividades de la vida diaria tanto dentro como fuera del ámbito educativo.
Puesto que el arte mantiene un fuerte vínculo con las emociones, instancias de este tipo suponen también un espacio para tratar la propia emocionalidad y su expresión. Brindan insumos para el reconocimiento de las emociones y su posibilidad de recrearlas en diferentes espacios artísticos.
Lo lúdico como motor:
Este proceso compartido acerca a niños y niñas al hecho artístico en sí mismo donde se despiertan y cultivan intereses a partir de la experimentación en diversidad de escenarios.
Si bien los recorridos didácticos dependen de los niveles en los que tienen lugar los talleres, siempre existe la presencia del juego como motor para la búsqueda y conquista de los aprendizajes. Al comienzo se toma contacto con las propias habilidades y poco a poco se involucran contenidos que gestarán y darán forma al proyecto artístico y su muestra final.
¿Cómo se vive la experiencia?
El taller en general se vivencia como algo positivo en la globalidad donde el disfrute y el amor sientan bases fundamentales. Quienes participan de los talleres demuestran su agradecimiento espontáneamente, forjan vínculos y refuerzan su sentido de pertenencia.
El cierre del hecho artístico sucede cuando toma contacto con el espectador, es decir, con el momento de encuentro con el público. El tener presente este concepto denota para las infancias y docencias involucradas una meta concreta que inspira alegría, responsabilidad y ganas de compartir y compartirse.
Continuamos apostando a construir creaciones significativas para todas y todos y esperamos compartir con ustedes una nueva muestra este año en teatro El Galpón, denominada INNER WORLD.